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En la mitología griega y romana Apolo (en griego antiguo Ἀπόλλων Apóllōn o Ἀπέλλων Apellōn) es uno de los más importantes y multifacéticos dioses olímpicos. El ideal del kouros (joven imberbe), Apolo ha sido reconocido variadamente como dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; y más. Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de la cazadora virgen Artemisa. Es conocido como Apulu en la mitología etrusca, influenciada por la griega. 

Como patrón de Delfos (Apolo Pitio) era un dios oracular, la deidad profética del Oráculo de Delfos. La medicina y la curación estaban asociadas con él, ya fuera directamente o por mediación de su hijo Asclepio. También era visto como un dios que podía traer la enfermedad y la plaga mortal, además de tener el poder de curarla. Entre sus cargos custodios Apolo tenía dominio sobre los colonos y era el patrón defensor de rebaños y manadas. Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Hermes creó la lira para él, y el instrumento se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanos. 

En la época helenística, especialmente durante el siglo III adC, pasó como Apollo Helios a ser identificado por los griegos con Helios, dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, diosa de la luna.1 Sin embargo, en los textos latinos Joseph Fontenrose se declaró incapaz de hallar mezcla alguna de Apolo con Sol entre los poetas augustos del siglo I, ni siquiera en las conjuraciones de Eneas y Latino en La Eneida xii (161–215).2 Apolo y Helios/Sol permanecieron como seres separados en textos literarios y mitológicos hasta el siglo III.

La etimología de «Apolo» es incierta. Los autores antiguos recogieron varios ejemplos de etimología popular. Así, Platón relaciona el nombre en su Crátilo con ἀπόλυσις, ‘redimir’, con ἀπόλουσις, ‘purificación’, con ἁπλοῦν, ‘simple’, en particular en referencia a la forma tesalia del nombre, Ἄπλουν, y finalmente con Ἀει-βάλλων, ‘el que siempre dispara’. Plutarco repite en sus Moralia la sugerencia ἁπλοῦν, ‘unidad’ (literalmente, ‘privado de la multitud’). Hesiquio relaciona el nombre «Apolo» con el dórico απελλα apella, que significa ‘asamblea’, por lo que Apolo sería el dios de la vida política, y también da la explicación σηκος, ‘rebaño’, en cuyo caso Apolo sería el dios de los rebaños y manadas. También es posible[3] que apellai derive de una forma antigua de Apolo que pueda ser equiparada con Apaliuna, un dios anatolio cuyo nombre posiblemente significa ‘padre león’ o ‘padre luz’. Los griegos asociaron más tarde el nombre de Apolo con el verbo απολλυμι apollymi, ‘destruir’.[4]
 
También se ha sugerido que Apolo procede de la divinidad hurrita e hitita Aplu, que era ampliamente invocada durante los años de plaga. Aplu, se sugiere, procede del acadio Aplu Enlil, que significa ‘el hijo de Enlil’, un título que se aplicaba al dios Nergal, que estaba relacionado con Shamash, el dios babilónico del sol.

Orígenes del culto a Apolo  
Base de la estatua de Apolo Iatros (‘médico’)Es posible que los Apolos griego y etrusco llegaran al mar Egeo durante la época arcaica (entre 1100 y 800 adC) desde Anatolia, si bien el filólogo clásico e historiador de las religiones Walter Burkert insiste en el origen puramente griego de Apolo, cuyo nombre estaría relacionado con la palabra griega apella.[7] En la Guerra de Troya Homero le presenta en el bando troyano, contra el aqueo, por lo que podría tener estrechas relaciones con la deidad luvita Apaliuna, que su vez parece haber viajado a occidente desde el lejano oriente. En el Bronce Antiguo (de 1700 a 1200 adC) el Aplu hitita y hurrita,[8] como el Apolo homérico, era un dios de las plagas y se parecía al dios ratón Apolo Esmínteo. Hay aquí una situación apotropaica, en la que un dios que originalmente traía la plaga era invocado para acabar con ella, mezclándose con el tiempo por fusión con el dios sanador micénico Peán (PA-JA-WO en lineal B), que en Homero era una deidad independiente, el médico de los dioses,[9] al igual que en Hesíodo.[10]
 
Sin embargo posteriormente se identificó con Apolo y en su carácter de dios de la curación fue suplantado por Asclepio. Es igualmente difícil separar a Peán en el sentido de ‘sanador’ de Peán en el sentido de ‘canción’. Se creía que alude a la antigua relación entre el arte de la curación y el canto de hechizos, pero aquí se ve un desplazamiento gradual desde el sentido original de ‘sanador’ hasta el final de ‘himno’, de la frase Ιή Παιάν.[cita requerida]
 
Tales canciones eran originalmente dirigidas a Apolo y posteriormente a otros dioses (como Dioniso, Helios y Asclepio) relacionados con él. Sobre el siglo IV adC el peán se convirtió en una simple fórmula de adulación, cuyo objeto era implorar protección contra la enfermedad y la desgracia o bien dar las gracias tras lograr dicha protección. De esta forma Apolo llegó a ser reconocido como dios de la música. Su papel como asesino de Pitón llevó a su asociación con la batalla y la victoria, de donde procede la costumbre romana de que los ejércitos cantasen un peán cuando marchaban y antes de entrar en batalla, cuando una flota abandonaba el puerto y también tras lograr una victoria.
 
Los vínculos de Apolo con los oráculos parecen también estar relacionados con el deseo de saber el desenlace de una enfermedad.
 
 
 Lugares de culto
Inusual entre las deidades olímpicas, Apolo tuvo dos lugares de culto con influencia generalizada: Delos y Delfos. En los cultos el Apolo Cintio y el Apolo Pitio eran tan diferentes que podían tener santuarios en la misma localidad.[3] Nombres teofóricos tales como «Apolodoro» o «Apolonio» y ciudades llamadas Apolonia aparecen por todo el mundo griego. El culto a Apolo ya estaba totalmente asentado cuando comenzaron las fuentes escritas, sobre el 650 adC.
 
 
 Santuarios oraculares
Templo de Apolo en las faldas del monte Parnaso, cerca de Delfos (Grecia)Apolo tenía un famoso oráculo en Delfos y otros también notables en Claros y Bránquidas. Su altar oracular en Abas (Fócida), de donde procede el epíteto toponímico Abeo (Ἀβαῖος Abaios), fue tan importante como para ser consultado por Creso.[11]

Templo de Apolo en las faldas del monte Parnaso, cerca de Delfos (Grecia)

 
En Dídima, un oráculo en la costa de Anatolia, al suroeste de Sardes (Lidia), en el que los sacerdotes del linaje de los bránquidas recibían su inspiración bebiendo de un manantial curativo ubicado en el templo.
En Hierápolis Bambyce (Asia Menor), según el tratado De Dea Syria, el santuario de la diosa siria contenía una imagen de Apolo con túnica y barba. Las adivinaciones se hacían a partir de los movimientos espontáneos de esta imagen.[12]
En Delos había un oráculo de Apolo Delio durante el verano. El heiron (santuario) de Apolo adyacente al Lago Sagrado fue el lugar donde se cree que nació el dios.
En Corinto, el oráculo venía de la ciudad de Tenea, de prisioneros supuestamente capturados en la Guerra de Troya.
En Basas, cerca de Figalia (Peloponeso), se erigió un templo de Apolo obra del arquitecto Ictino.
En Abas (Fócida).
En el templo de Apolo en Delfos, la Pitia se llenaba del pneuma (πνευµα) de Apolo, que se decía que venía de un manantial dentro del adyton.
En Patara (Licia) había un oráculo de Apolo en invierno, del que se decía que fue el lugar al que el dios fue desde Delos. Como en Delfos el oráculo de Patara era una mujer.
En Claros, en la costa oeste de Asia Menor, al igual que en Delfos una fuente sagrada daba un pneuma del que bebían los sacerdotes.
En Segesta (Sicilia).
También daban oráculos algunos hijos de Apolo:
 
En Oropo, al norte de Atenas, estaba el oráculo de Anfiarao y también una fuente sagrada.
En Lebadea, al este de Delfos, Trofonio mató a su hermano y huyó a la cueva donde más tarde sería consultado como oráculo.
 
 Otros templos de Apolo
En Roma había un templo de Apolo dedicado a Apolo Medicus, probablemente junto al templo de la diosa de la guerra Belona.
Templo de Apolo Actio del siglo V adC, en el promontorio de Actium, en la costa de Acarnania.
Templo de Apolo en Termón, en Etolia.
Templo de Apolo Agieo (‘protector de las calles’) en la ciudad de Megalópolis, en Arcadia.
Templo de Apolo en Apolonia
Templo de Apolo en la isla de Ortigia, en Siracusa (Sicilia).
Templo de Apolo en Figalia, en Arcadia.
Templo de Apolo en Corinto.
Templo de Apolo en Delos.
 
 Festivales
Los principales festivales celebrados en honor de Apolo eran las Boedromias, Carneas, Carpias, Dafneforias, Delias, Jacintias, Metageitnias, Pianepsias, Pitias y Targelias.

Apolo Citaredo o Apolo con el grifo, Museos Capitolinos (Roma)

 Atributos y símbolos
Apolo Citaredo o Apolo con el grifo, Museos Capitolinos (Roma)Los atributos más comunes de Apolo eran el arco y la flecha. Entre sus atributos también se incluían la cítara (una versión avanzada de la lira), el plectro y la espada. Otro emblema común era el trípode sacrificial, representativo de sus poderes proféticos. El laurel se usaba en sacrificios expiatorios y también para elaborar la corona de la victoria en los Juegos Píticos, que se celebraban en su honor cada cuatro años en Delfos. La palmera también le estaba consagrada porque había nacido bajo una de ellas en Delos. Entre los animales que le estaban consagrados se incluían los lobos, los delfines y los corzos, los cisnes y cigarras (simbolizando la música), halcones, cornejas, cuervos y serpientes (en alusión a sus funciones como dios de la profecía), los ratones y los grifos, míticos híbridos de águila y león de origen oriental.
 
Como dios de la colonización, Apolo aconsejaba sobre las colonias, especialmente durante la época de mayor apogeo, del 750 al 550 adC. Según la tradición griega, ayudó a los colonos cretenses o arcadios a fundar la ciudad de Troya. Sin embargo, esta historia podría reflejar una influencia cultural que tuviese la dirección contraria: textos cuneiformes hititas mencionan un dios de Asia Menor llamado Appaliunas o Apalunas en relación con la ciudad de Wilusa, que actualmente es considerada idéntica a la griega Illios por la mayoría de investigadores. En esta interpretación, el título Lykegenes puede leerse simplemente como ‘nacido en Licia’, lo que efectivamente corta el supuesto vínculo del dios con los lobos (posiblemente una etimología popular).
 
En el contexto literario Apolo representa la armonía, el orden y la razón, características que contrastaban con las de Dioniso, dios del vino, que representaba el éxtasis y el desorden. El contraste entre los papeles de estos dioses queda reflejado en los adjetivos apolíneo y dionisíaco. Sin embargo, los griegos pensaban en las dos cualidades como complementarias: los dos dioses son hermanos, y cuando Apolo en el invierno se marchaba a la Hiperbórea dejaba el oráculo de Delfos a Dioniso. Este contraste parece ser mostrado en los lados del jarrón Borghese.
 
Apolo es relacionado a menudo con el punto medio, siendo éste el ideal griego de moderación y una virtud opuesta a la gula.
 
 
 Apolo romano
Los romanos adoptaron el culto a Apolo de los griegos. Como dios genuinamente griego, Apolo no tenía equivalente directo en la mitología romana, aunque los poetas posteriores aludieron frecuentemente a él como Febo. Había una tradición en la que el oráculo délfico era consultado tan temprano como en el periodo de los reyes romanos durante el reinado de Tarquinio el Soberbio.[13] Con motivo de una peste en el 430 adC, se estableció en Roma el primer templo en los campos Flaminios, reemplazando un antiguo lugar de culto conocido allí como el Apollinare.[14] Durante la Segunda Guerra Púnica en 212 adC los Ludi Apollinares (‘Juegos Apolíneos’) fueron instituidos en su honor, siguiendo las instrucciones de una profecía atribuida a un tal Marcio.[15] En la época de Augusto, que se consideraba a sí mismo bajo la especial protección de Apolo e incluso se decía que era su hijo, su culto se desarrolló y se convirtió en uno de los principales dioses de Roma.[16] Tras la batalla de Actium, que se libró cerca de un santuario de Apolo, Augusto amplió su antiguo templo, dedicó una porción del botín a él e instituyó juegos quinquenales en su honor.[17] También erigió un nuevo templo a él dedicado en el monte Palatino.[18] Los sacrificios y oraciones en el Palatino dedicados a Apolo y Diana constituían la culminación de los juegos seculares, celebrados en el 17 adC para conmemorar el inicio de una nueva era.[19]
 
 
 Apolo en el arte

Apolo (el «Adonis» de Centocelle), copia romana del original griego (Museo Ashmolean)
Apolo (el «Adonis» de Centocelle), copia romana del original griego (Museo Ashmolean)
Apolo con un halo radiante en un mosaico de suelo romano, El Djem, Túnez, finales del siglo IIEn el arte Apolo es representado como un hombre joven y guapo, sin barba y con frecuencia con una cítara (como Apolo Citaredo) o un arco en la mano, o reclinado sobre un árbol (los tipos Apolo Licio y Apolo Sauróctono). El Apolo de Belvedere es una escultura en mármol que fue redescubierta a finales del siglo XV y que desde el Renacimiento hasta el XIX ha epitomado los ideales de la antigüedad clásica para los europeos. Se trata de una copia helenística o romana de un original en bronce del escultor griego Leocares hecha entre el 350 y el 325 adC.
 
La estatua a tamaño natural llamada «Adonis», hallada en 1780 en el yacimiento de una villa suburbana cerca de la Via Labicana en el suburbio romano de Centocelle, actualmente en el Museo Ashmolean (Oxford) es identificado como un Apolo por los investigadores modernos. Probablemente nunca estuvo destinada al culto, siendo un pastiche de varios modelos del siglo IV adC y siguientes destinado a complacer a un entendido romano del siglo II que la exhibió en su villa.
 
En el mosaico de suelo romano de finales del siglo II de El Djem (la romana Thysdrus) puede identificársele como Apolo Helios por su halo radiante, aunque entonces incluso la divina desnudez de un dios se oculta bajo su túnica, señal de crecientes convenciones de modestia en el Imperio tardío. Otro mosaico de Apolo con halo, de Hadrumentum, está en el museo de Sousse.[20] Las convenciones de esta representación —cabeza ladeada, labios levemente abiertos, grandes ojos, corte de pelo en rizos cayendo sobre el cuello— se desarrollaron en el siglo III adC para representar a Alejandro Magno.[21] Algún tiempo después de la realización de este mosaico, las primeras representaciones de Cristo serían imberbes y con halos.
 
Otras representaciones antiguas reseñables son:
 
Apolo de Piombino (museo del Louvre)
Gran Apolo dorado de Lillebonne (museo del Louvre)

Apolo con un halo
Apolo en el arte de Luis XIV [editar]Galería de Apolo en el Louvre, obra del pintor y decorador Charles Le Brun. Siguió decorándola Delacroix y fue terminada en el Segundo Imperio.
Salón del trono o salón de Apolo en el castillo de Versalles. estaba destinado a la recepción de embajadores y se daban también espectáculos de danza y música.
Jardines de Versalles. Aquí se encuentran bastantes representaciones del dios solar:
Estanque de Apolo, situado cerca del Gran Canal. En el medio se encuentra una monumental estatua de Apolo, obra de Tuby. El dios surge del agua conduciendo un carro tirado por dos caballos.
En el bosquecillo de los baños de Apolo, obra del siglo XVIII, se ve representado el dios solar, en actitud de cansancio y rodeado de ninfas.
 
 Pintura [editar]Apolo y Aurora de Gerard de Lairesse, 1671; se encuentra en el Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
 
 Mitología -Nacimiento
 
Cuando Era descubrió que Leto estaba embarazada y que Zeus era el padre, prohibió que diera a luz en terra firma, o el continente, o cualquier isla del mar. En su deambular, Leto encontró la recién creada isla flotante de Delos, que no era el continente ni una isla real, y dio a luz allí. La isla estaba rodeada de cisnes. Después, Zeus aseguró Delos al fondo del océano. Más tarde esta isla fue consagrada a Apolo.
 
También se afirma que Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses engañaron a Hera para que la dejase ir ofreciéndole un collar de ámbar de ocho metros de largo. Los mitógrafos coinciden en que primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo, o que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo. Apolo nació el 7º día (ἡβδομαγενης) de Targelión según la tradición delia o en el mes de Bisio según la tradición délfica. Los días 7º y 20º, lunas nueva y llena, estuvieron desde entonces consagrados a él.
 
 
 Juventud
Siendo joven, Apolo mató al dragón ctónico Pitón, que vivía en Delfos junto a la fuente de Castalia. Esta fuente era la que emitía los vapores causantes de que el oráculo de Delfos hiciese sus profecías. Apolo mató a Pitón pero fue castigado por ello, ya que Pitón era un hijo de Gea.
 
 
 Admito
Cuando Zeus abatió al hijo de Apolo, Asclepio, con un rayo por resucitar a los muertos (transgrediendo así a Temis al robar súbditos de Hades), Apolo mató en venganza a los Cíclopes, que habían creado el rayo de Zeus. Apolo debía haber sido desterrado al Tártaro para siempre, pero fue en su lugar condenado a un año de trabajo forzado como castigo, gracias a la intercesión de su madre, Leto. Durante este tiempo trabajó como pastor para el rey Admeto de Feras en Tesalia. Admeto trató bien a Apolo por lo que a cambio éste le concedió grandes beneficios.
 
Apolo ayudó a Admeto a ganar a Alcestis, la hija del rey Pelias y más tarde convenció a las Moiras para que permitiesen a Admeto vivir más tiempo del que le correspondía si algún otro ocupaba su lugar. Pero cuando llegó la hora de su muerte, sus padres, que él había asumido que estarían dispuestos a morir gustosamente en su lugar, rehusaron cooperar. En cambio, Alcestis tomó su lugar, pero Heracles consiguió «persuadir» a Tánatos, el dios de la muerte, para que la devolviera al mundo de los vivos.
 
 
 Durante la Guerra de Troya
Apolo disparó flechas infectadas con la peste en el campamento griego durante la Guerra de Troya en respuesta al insulto de Agamenón a Crises, uno de sus sacerdotes cuya hija Criseida había sido secuestrada. Apolo exigió su liberación, y los aqueos terminaron por ceder, provocando indirectamente la furia de Aquiles, que es el tema de La Ilíada.
 
Cuando Diomedes hirió a Eneas Apolo le rescató. Primero Afrodita, su protectora madre, intentó rescatar a Eneas pero Diomedes la hirió también. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya.
 
Apolo ayudó a Paris a matar a Aquiles guiando la flecha de arco hasta el talón de éste. Una interpretación de este motivo es que fue en venganza por el sacrilegio de Aquiles al matar a Troilo, hijo de Apolo con Hécuba, en el mismo altar del templo a él dedicado.
 
 
 Níobe
Níobe, una reina de Tebas y esposa de Anfión, alardeó de su superioridad sobre Leto porque había tenido catorce hijos (los Nióbides), siete varones y siete mujeres, mientras Leto había tenido sólo dos. Apolo mató a sus hijos mientras éstos practicaban atletismo, a pesar de sus súplicas, y Artemisa a sus hijas. Apolo y Artemisa usaron flechas envenenadas para matarlos, aunque según algunas versiones del mito algunos de los Nióbides fueron perdonados (normalmente Cloris). Anfión, al ver a sus hijos muertos, se suicidó o fue asesinado por Apolo tras jurar venganza. Una desolada Níobe huyó al monte Sípilo en Asia Menor y se convirtió en piedra mientras lloraba. Sus lágrimas formaron el río Aqueloo. Zeus había convertido a todos los habitantes de Tebas en piedra, por lo que nadie enterró a los Nióbides hasta el noveno día tras su muerte, cuando los propios dioses les dieron sepultura.
Las aventuras atribuidas a Apolo son un desarrollo tardío en la mitología griega.Sus vívidas características anecdóticas han hecho a varias de ellas favoritas de los pintores desde el Renacimiento, por lo que destacan más prominentemente en la imaginación moderna.

Amantes femeninas 
Para explicar la relación de Apolo con dafne, el árbol de laurel cuyas hojas usaban sus sacerdotisas en Delfos, fue recogida por Libanio, un profesor y rétor del siglo IV, que Apolo persiguió a una ninfa, Dafne, hija de Peneo, quien le había desdeñado. En el relato de Ovidio para el público romano, Apolo Febo se burla de Cupido por jugar con un arma propia de hombres, lo que hace que éste le hiera con una flecha dorada; simultáneamente, sin embargo, le había disparado una flecha de plomo a Dafne, haciendo que ésta sintiese repulsión hacia Apolo. Tras una fogosa persecución, Dafne rezó a la Madre Tierra —o alternativamente a su padre, un dios río— pidiendo ayuda, y ésta le transformó en un árbol de laurel, consagrado a Apolo.
Apolo tuvo una aventura con una princesa mortal llamada Leucótoe, hija de Órcamo y hermana de Clitia. Leucótoe amó a Apolo, quien se había disfrazado como su madre para lograr acceder a sus aposentos. Clitia, celosa de su hermana porque quería a Apolo para sí, contó a Órcamo la verdad, traicionando las confidencias y la confianza de su hermana. Enfurecido, Órcamo ordenó que Leucótoe fuese enterrada viva. Apolo se negó a perdonar a Clitia por traicionar a su amada, y ésta, afligida, se marchitó y lentamente murió. Apolo la transformó en una planta de incienso, o bien en un heliotropo o girasol, que sigue al sol cada día.
Marpesa fue secuestrada por Idas pero también fue amada por Apolo. Zeus le hizo escoger entre ambos, y Marpesa escogió a Idas razonando que Apolo, siendo inmortal, terminaría cansándose de ella cuando envejeciera.
Castalia era una ninfa a quien Apolo amaba. Castalia huyó de él y se zambulló en la fuente que había en Delfos al pie de monte Parnaso, que desde entonces se llama fuente de Castalia. El agua de esta fuente era sagrada: se usaba para limpiar los templos de Delfos y también inspiraba a los poetas.
Apolo tuvo con Cirene un hijo llamado Aristeo, que se convirtió en el dios patrón del ganado, los árboles frutales, la caza, la agricultura y la apicultura. También fue un héroe de la cultura que enseñó a la humanidad las técnicas de la ganadería lechera y el uso de redes y trampas en la caza, así como el cultivo de los olivos.
Con Hécuba, la esposa del rey Príamo de Troya, Apolo tuvo un hijo llamado Troilo. Un oráculo profetizó que Troya no sería derrotada siempre que Troilo llegase a cumplir los veinte años de vida. Cayó en una emboscada y fue asesinado por Aquiles.
Apolo también se enamoró de Casandra, hija de Hécuba y Príamo, y hermanastra de Troilo. Apolo prometió a Casandra el don de la profecía para lograr seducirla, pero ella le rechazó después. Enfurecido, Apolo le concedió el don de conocer las tragedias futuras junto con la maldición de que nadie la creyera jamás.
Coronis, hija de Flegias, rey de los lapitas, fue otra de las amantes de Apolo. Embarazada de Asclepio, Coronis se enamoró de Isquis, hijo de Élato. Un cuervo informó a Apolo de esta aventura. Al principio no lo creyó y volvió negros a todos los cuervos (que antes eran blancos) como castigo por divulgar mentiras. Cuando descubrió la verdad envió a su hermana, Artemisa, a matar a Coronis. Como resultado también hizo sagrados a los cuervos y les otorgó la tarea de anunciar muertes importantes. Apolo rescató al bebé de la pira funeraria de Coronis y se lo dio al centauro Quirón para que lo criase. Flegias se enfureció tras la muerte de su hija e incendió el templo de Apolo en Delfos, por lo que Apolo le mató.
En la obra de Eurípides Ion Apolo engendraba a Ión con Creúsa, esposa de Juto. Creúsa abandonó a Ión en el bosque, pero Apolo pidió a Hermes que salvase al niño y lo llevase al oráculo de Delfos, donde fue criado por una sacerdotisa.
Otro de sus romances fue con Acanta, el espíritu del árbol de acanto. Tras su muerte, fue transformada por Apolo en una hierba amante del sol.
 
Amantes masculinos  
Apolo y Jacinto de Jacopo Caraglio, grabado italiano del siglo XVI.Apolo, eterno kouros imberbe, fue el dios griego que tuvo las relaciones homosexuales más prominentes. Esto era de esperar del que era dios de la palestra, el lugar donde los jóvenes se reunían para practicar atletismo, siempre desnudos, y de quien se decía que representaba al educador ideal y por tanto erastes (o amante de muchachos) ideal.[24] Todos sus amantes eran más jóvenes que él, al estilo de las relaciones pederastas griegas de la época. Muchos de los jóvenes amantes de Apolo murieron «accidentalmente», un reflejo de la función de estos mitos como parte de los ritos de pasaje, en los que el joven moría para renacer como adulto.
 
Jacinto fue uno de sus amantes masculinos. Jacinto era un príncipe espartano hermoso y atlético. Ambos estaban practicando el lanzamiento de disco cuando Jacinto fue golpeado en la cabeza por un disco desviado de su trayectoria por Céfiro, que estaba celoso de Apolo y también amaba a Jacinto. Cuando éste murió, se dice en algunas versiones que Apolo se vio tan embargado por la pena que maldijo su propia inmortalidad, deseando unirse a su amante en su muerte, y convirtió a Céfiro en viento para que nunca volviera a tocar ni hablar a nadie. De la sangre de la herida de su amante Apolo creó la flor del jacinto en memoria de su muerte, y sus lágrimas mancharon los pétalos de la flor con άί άί, que significa ‘¡ay, ay!’. El Festival de Jacinto era una celebración de Esparta.
Otro amante masculino fue Cipariso, un descendiente de Heracles. Apolo dio al muchacho un ciervo domesticado como compañero, pero Cipariso lo mató accidentalmente con un pilum cuando éste yacía dormido entre la maleza. Cipariso pidió a Apolo que hiciera que sus lágrimas cayesen para siempre. Apolo transformó al triste muchacho en un ciprés, del que se dice que es un árbol triste porque su savia forma gotitas como lágrimas en el tronco.
 
Nacimiento de Hermes 
Hermes nació en el monte Cilene en Arcadia. Esta historia se cuenta en el himno homérico a Hermes. Su madre, Maia, había quedado embarazada de una aventura amorosa con Zeus. Maia envolvió al infante en mantas pero Hermes escapó cuando ella dormía. Hermes corrió a Tesalia, donde Apolo estaba pastoreando su ganado. El infante Hermes robó varias de sus vacas y las llevó a una cueva en los bosques cercanos a Pilos, borrando sus huellas. En la cueva encontró una tortuga y la mató, vaciando entonces sus entrañas. Usó los intestinos de una de las vacas y el caparazón de la tortuga para hacer la primera lira. Apolo se quejó a Maia de que su hijo había robado su ganado, pero Hermes ya había vuelto a las mantas en las que ella le había dejado, por lo que Maia rehusó creer las afirmaciones de Apolo. Zeus intervino y, afirmando haber visto los hechos, secundó a Apolo. Entonces Hermes empezó a tocar música en la lira que había inventado. Apolo, un dios de la música, se enamoró del instrumento y ofreció permitir el intercambio del ganado por la lira. Así, Apolo se convirtió en un maestro de la lira y Hermes inventó un tipo de instrumento musical con flautas llamado siringa.
 
Más tarde, Apolo cambió un caduceo por una siringa de Hermes.
 
 
Otras historias
Apolo dio a Orestes, a través del oráculo de Delfos, la orden de matar a su madre, Clitemnestra, y al amante de ésta, Egisto. Orestes fue ferozmente castigado por este crimen por las Erinias, quienes le persiguieron incansablemente hasta hacerle pedir la intercesión de Atenea, quien decretó que fuese juzgado por un jurado de sus iguales, con Apolo como defensor.
En La Odisea, Odiseo y su tripulación superviviente desembarcó en una isla consagrada a Helios, el dios sol, donde éste guarda ganado sagrado. Aunque Odiseo les advirtió para que no lo hicieran (como Tiresias y Circe le habían dicho), éstos mataron y comieron parte del ganado, por lo que Helios hizo que Zeus destruyese el barco y a todos los hombres salvo Odiseo.
Apolo mató a los Alóadas cuando éstos intentaban asaltar el Olimpo.
También se decía que Apolo cabalgaba a espaldas de un cisne al país de los Hiperbóreos durante los meses de invierno, cisne que también le prestaba a su amado Jacinto para que lo montase.
Apolo transformó a Cefiso en un monstruo marino.

Concursos musicales
Apolo y Marsias de José de Ribera (1637)En una ocasión Pan tuvo la audacia de comparar su música con la de Apolo, y de retar a éste, el dios de la cítara, a una prueba de habilidad. Tmolo, el dios montaña, fue elegido árbitro. Pan sopló sus flautas, y con su rústica melodía dio gran satisfacción a él mismo y a su ferviente seguidor, Midas, que estaba presente. Entonces Apolo pulsó las cuerdas de su lira. Tmolo inmediatamente declaró vencedor a Apolo, y todos salvo Midas estuvieron de acuerdo. Éste disintió, y cuestionó la justicia del fallo. Apolo no quiso volver a sufrir tan depravado par de oídos, e hizo que se le convirtieran en orejas de burro.
Marsias era un sátiro que desafió a Apolo a un concurso de música. Había encontrado un aulos en el suelo que había tirado Atenea tras inventarlo porque hacía que sus mejillas se hinchasen. Marsias perdió y fue desollado vivo en una cueva cerca de Calaenae en Frigia por su hibris (orgullo desmedido) al desafiar a un dios. Su sangre derramada se convirtió en el río Marsias. Otra versión es que Apolo tocó su instrumento (la lira) del revés. Marsias no podía hacer lo mismo con el suyo (la flauta), por lo que Apolo le colgó de un árbol y lo despellejó vivo.
 
 
   
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